Síndrome de Asperger: Qué es, cuáles son los síntomas y cómo podemos ayudar
Informe sobre el trastorno del comportamiento que afecta la capacidad de socializar y comunicarse con efectividad. Por Paz Jaureguizar y Marcela Carmelino.
Por Paz Jaureguizar* y Marcela Carmelino**
El Síndrome de Asperger forma parte de los Trastornos del Espectro del Autismo (TEA), los cuales se caracterizan por tener “algún grado de alteración del comportamiento social, la comunicación y el lenguaje, y por un repertorio de intereses y actividades restringido, estereotipado y repetitivo”.
Si bien comparte las características nucleares del autismo, la persona con Síndrome de Asperger tiene un lenguaje fluido y una capacidad intelectual media e incluso superior a la media de la población.
Aunque se desconoce su causa, hay fuerte consenso en la comunidad científica en señalar que es de orden neuro-biológico. De la misma manera, hay una aceptación universal acerca de que el mismo no se produce por problemas afectivos ni por el tipo de educación recibida. Tiene una mayor incidencia en varones que en mujeres y en éstas, se manifiesta de una manera más sutil y encubierta.
La comunicación
- Tiene dificultad para entender la comunicación no verbal (gestos, expresiones faciales, tono de voz, etc.) y los mensajes sutiles que se transmiten a través de este canal.
- Puede hablar durante mucho tiempo de sus temas de interés, pero tiene dificultad para saber cuándo terminar la conversación.
- Le cuesta elegir temas de los que “hablar por hablar” o tener una charla “social” con otras personas.
- Es muy literal; comprende el lenguaje según el significado exacto de las palabras por lo que muchas veces no entiende las bromas, los chistes, las metáforas o los sarcasmos.
- Su expresión verbal es correcta, pero, a veces, utiliza el lenguaje de manera muy formal, siendo demasiado preciso o técnico.
Socialización
- Le resulta difícil reconocer y comprender las reglas sociales por lo que, a veces, puede comportarse de manera inadecuada sin darse cuenta.
- Quiere relacionarse con los demás, pero no sabe cómo hacerlo por lo que, a veces, puede encontrarse solo.
- Le resulta muy difícil manejarse en situaciones en las que tiene que interactuar con muchas personas a la vez, por lo que puede parecer que no quiere relacionarse o integrarse en el grupo.
- En ocasiones, puede parecer que no expresa sus emociones ni tiene en cuenta las de los demás, pero, en realidad, puede resultarle muy complejo darse cuenta intuitivamente de cuáles son los sentimientos y emociones de otras personas.
- Encuentra difícil expresar sus propias emociones de una manera convencional por lo que, a veces, puede parecer que reaccionan de manera inadecuada, desproporcionada o “fuera de lugar”.
El comportamiento
- Su forma de pensar es rígida y concreta lo que le ayuda en actividades que requieren atención a detalles y repetición de patrones, pero tiene dificultades en tareas que requieren flexibilidad o búsqueda de alternativas para la resolución de problemas.
- Es fiel a las rutinas que, en ocasiones, sigue de manera rígida y repetitiva.
- Las rutinas le proporcionan seguridad y pautas concretas de actuación pero limitan su comportamiento dificultando la adaptación a cambios, situaciones novedosas o poco previsibles.
- Tiene intereses muy concretos y específicos sobre los que acumula mucha información y dedica mucho tiempo, convirtiéndose, en ocasiones, en fuente principal de conversación y dedicación.
- Puede ser extremadamente sensible a algunos estímulos del ambiente, resultándole molestos o dolorosos (ruidos, luces, olores, sabores, etc.).
¿Cómo ayudar?
- Reflexiona sobre los desafíos sociales que afrontas todos los días e intenta ponerte en el lugar de una persona que genuinamente no los comprende ni sabe cómo afrontarlos.
- Trata de empatizar con su experiencia y procura comprenderla, aunque a veces sea muy distinta a lo “convencional”.
- Interésate por conocer bien a la persona, sus gustos e intereses, sus puntos fuertes y débiles, y las cosas que son importantes para ella.
- Será necesario que hagas explícitos algunos conceptos que para la mayor parte de las personas son obvios, especialmente relativos a las relaciones sociales.
- Utiliza un lenguaje directo y concreto, sin ambigüedades o dobles sentidos.
Más aportes
- Comprende que sus comportamientos no son caprichosos o intencionados.
- Reflejan una manera distinta de comprender y desenvolverse en el mundo.
- Comprende la importancia de sus rutinas y “rigideces”. Son elementos importantes que le proporcionan seguridad. Puedes ayudar a flexibilizarlas sin imponer tu manera de ver las cosas.
- Pregúntale cuál es la mejor manera de apoyarlo/a. Él o ella te sabrá explicar cuáles son sus puntos fuertes y débiles y cómo prefiere que le ayudes.
La frase
“Tanto para las personas autistas como para sus padres, resulta crucial mantener una pluralidad de planteamientos, así como interlocutores provenientes de horizontes múltiples. La piedra angular de esta batalla es permitir que cada niño elabore, con sus padres, un camino propio para proseguirlo después en la edad adulta. Y ello teniendo en cuenta la asombrosa variedad de síntomas que cubre el llamado espectro autista. Se trata, pues, de una batalla por la diversidad”. (Laurent, 2013, pp13).
* Médica Pediatra especialista en Desarrollo Infantil, integrante del Equipo de Maduración y Desarrollo del HIGA Junín, dependiente del Servicio de Pediatría.
** Médica especialista en psiquiatría y psicología infantojuvenil, del Servicio de Salud Mental del HIGA Junín.
El presente informe fue gestionado por el Servicio de Área Programática y Redes en Salud (SAPS), coordinado por la doctora Marilina Espila.